Thursday, June 23, 2011

Librerías independientes





La lucha por la supervivencia es antigua y se traslada a todos los ámbitos en que los seres humanos estamos presentes. Particularmente pienso en esas librerías pequeñas que alguna vez dieron tantas satisfacciones a sus lectores y que, de repente, se ven asfixiadas por el mercado: esto es la presencia de cada vez más megatiendas de libros. Y una megatienda de libros es muy diferente a una librería pequeña o de barrio.


Entrar a una megatienda de libros da la impresión de poder abarcarlo todo y esto llena el espíritu de los compradores. Muchas veces esas tiendas tienen los libros que estamos buscando, pero otras. Otras, nos quedamos con el mal sabor de que por ahí está nuestro libro y nadie nos pudo ayudar a encontrarlo. ¿Por qué? Porque no hay libreros. Sencillamente se han extinguido en la lógica de las ventas.


En cambio, la pequeña librería tiene un aroma que recuerda a infancia, a libros leídos por otros, y también, sobre todo, a buenas recomendaciones de libreros lectores.


No se trata de hacer una añoranza por el pasado desaparecido sino de repensar la librería. Así como los espacios privados y públicos se van transformando, la transformación de la librería fue inevitable y por eso, se busca nuevas estrategias.


¿Cómo vincular a los escritores y a las librerías? Creo que ya hemos visto ejemplos de los famosos conversatorios, de los ecuentros de los autores con su público, etc. En algunos de estos eventos es evidente que los lectores no compran los libros. Entran a las librerías, escuchan, pero no compran. Y comprar es un requisito para que la cadena se mueva, así como prestar libros es indispensable para difundir un artículo que es casi de lujo.


Bueno, justamente, leyendo una nota del New York Times de ayer, encontré una iniciativa interesante de las llamadas "librerías independientes". En los últimos tiempos hay una proliferación de encuentros con los autores que cuestan. Sí, cuesta ir ese día a la librería y escuchar al señor o a la señora escritora. Así, la pequeña librería sustenta un evento cultural, y también es la oportunidad de vender la obra de un autor determinado. Algunas librerías hacen que los clientes escojan, o compran el libro o pagan un monto por escuchar al autor. Todo se vale con el afán de crear un ruido, mantener un negocio.





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