Wednesday, June 22, 2011

Eurocine trae La danza...


Para quienes no pudimos verla en los Edoc ha sido un placer que el Eurocine la haya traido.
Frederick Wiseman está presente en cada uno de los episodios que filmó durante nueve meses en el local de la Ópera. Lo más importante:
perdemos de vista que se trata de un documental, la danza, es la protagonista en todas sus facetas, no solo la de los bailarines dedicados, esforzados, veteranos o jóvenes promesas. Para muestra, ahí está la cámara en las oficinas de la funcionaria que mueve esta institución, en el taller de costura y hasta en la famosa laguna del edificio Garniere.
A ratos, como para recordarnos que todo esto ocurre
en París, la ciudad inigualable, inalcanzable, inolvidable, y el resto de apelativos que se enuncian cuando se la nombra, el director, nos regala unas
imágenes desde los techos, de la famosa Etoile, y algún monumento reconocible por cualquiera.
La vida trascurre en movimiento para los bailarines del Ballet. Las coreografías, el acoplamiento de las parejas del cuerpo de baile, el esfuerzo, la repetición incesante de posturas frente al espejo, las conversaciones de los maestros mientras observan a sus alumnos, haciendo precisiones –a veces- otras recordando sus épocas de gloria, forman un hermoso contraste, sencillo, delicado de un arte antiguo y tradicional.
Los cuerpos hablan, aun cuando no tengan que pronunciar palabra alguna y eso, en la danza, tiene un valor sublime que los espectadores podemos reconocer. Cada uno de los bailarines que aparecen en la pantalla han dejado o dejarán su vida en el Ballet de la Ópera de París. Se trata de una pasión extraña. A diferencia de otras pasiones no nace y perece súbitamente, sino todo lo contrario, es una pasión perenne, constante, que de alguna manera vence al tiempo. ¿Qué otra cosa en la vida que la pasión por alguna arte dura para siempre?
Que el cuerpo sea capaz de colocarse en posiciones insostenibles, que esos movimientos transmitan historias o sean la simple expresión de un estado anímico es un regalo. Dentro de las posibilidades de las personas, las de la creación, en realidad, entregan felicidad a los otros. Y esa felicidad se traduce de muchas maneras...
Detrás de la cámara no hay oportunidad para simulaciones. Todo el engranaje del Ballet queda expuesto para disfrutarlo y también para criticarlo. Juzguen ustedes, por sus propios ojos.

Lo interesante de una muestra tan grande como la que trae OchoyMedio es poder escoger qué es lo que se quiere ver. Así, aunque hay una retrospectiva de Haneke y probablemente gracias a la piratería hayamos visto varias de sus cintas, no podemos quedarnos sin ver Cache. Yo, fui corriendo a la proyección del domingo pasado en el MAAC. Quería ver El escritor fantasma, que tengo en video, pero no quería quedarme sin verla en grande. Veinte minutos antes de que se terminara no pude terminarla, al parecer, un problema técnico detuvo la proyección. Tampoco pude esperar, pero estoy segura que para los que se quedaron en la sala -si es que continuó la proyección- debió haber sido muy placentero ver el final. Por ahora tengo una tarea pendiente.

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