Monday, August 30, 2010

Los clubes de lectura

Cuando pienso en ellos se me vienen imágenes de círculos que se conectan. En Guayaquil y en Quito hay una larga tradición de grupos de personas que se reúnen a comentar sus lecturas. Pero no solo aquí sucede. Hay famosos programas televisivos con secciones dedicadas a los clubes de libros en donde además de comentar una novela, también se puede invitar a escritores famosos para dialogar con el público o con los oyentes en el caso del programa de radio de la BBC, que puede escucharse por internet.
Un club de libro es un espacio múltiple. De mi experiencia con el que yo tengo, puedo decir que las motivaciones de las asistentes son desde la búsqueda de un espacio grato y enriquecedor hasta verdaderas pasiones literarias. Siempre escucho decir a algunas de las mujeres que están leyendo dos o tres novelas al mismo tiempo. Es decir, son devoradoras de páginas, y probablemente lo hayan sido siempre. Entonces se aclara bastante el papel de este espacio en el que esos devoradores de páginas pueden intercambiar sus impresiones de las lecturas que hacen, y además, aprender a través de una guía que se intenta no suene a escolarización, aunque a veces se caiga en eso.
Para mí este espacio también es un sitio en el que descubro mi lugar, mi ubicación en determinado momento, y también la capacidad y multiplicidad de enfoques conque los lectores afrontan un texto literario. La literatura remueve y cuando lo hace se evidencia quiénes somos, lo que somos, lo que queremos ser, lo que somos y no hemos sido.
Acertar con las lecturas adecuadas también es un albur. En cada lista que he hecho para leer siempre está mi pequeño top ten que es absolutamente arbitrario y que impongo con la esperanza de encontrar ecos que se homologan. A veces funciona, a veces no, pero sobre todo, cuando el grupo ha entrado en confianza, acepta conocer obras que tal vez no sean de su agrado, pero que reconocen importantes.
Entro aquí a las lecturas de escritores ecuatorianos, generalmente, abandonada de los clubes y que yo creo que es importante fomentar. Tenemos que leernos a nosotros mismos, no podemos seguir repitiendo opiniones ajenas sobre libros ecuatorianos. Tenemos que tomarlos e intentar lecturas. Creo que cada vez que se abre un libro hay sorpresas gratas o ingratas como en la vida. Pero siempre, a pesar de las ingratas, hay cosas por rescatar que al paso del tiempo nos devuelven las respuestas que a lo mejor estábamos buscando, aunque de manera inconsciente, en la lectura de un libro.
El sábado pasado terminamos con el comentario de Me llamo rojo del escritor Orhan Pamuk. Gratísimo siempre porque es un espejo de una cultura tan lejana que se convierte en propia a través de lo que escribe Pamuk.
La próxima semana comentaremos la mitad de la novela de Cristina Rivera Garza, La muerte me da. Esta fue un hallazgo de la feria del libro de Guadalajara del año pasado. Rivera Garza ganó el premio Sor Juana Inés de la Cruz y publica su obra en Tusquets.

Wednesday, August 11, 2010

Usted morirá sanita...

Creo que el motivo de la enfermedad persigue a todas las personas que de alguna u otra manera están inmersas en el mundo del arte. No hablo de la enfermedad real, sino solo de ese espejismo que en algún momento nos hace pensar que la muerte está cerca o que moriremos como cualquier escritor famoso o pintor trasnochador por sus exabruptos. Y en este punto una piensa que habria que haber tenido más excesos.
Dice Stevenson que, delirante, escribió El doctor Jekyll; un siempre enfermo Flaubert produjo Madame Bovary acostado largas temporadas, o al menos levantándose para escribir la novela del siglo. Hemingway se suicidó lo que me hace pensar en una enfermedad del alma o al menos en algo parecido a una enfermedad. Muchos escritores y escritoras están en esta lista: Silvia Plath, Leopoldo María Panero, Alejandra Pizarnik, Claricce Lispector. Y hay más: Virginia Woolf, etc, etc, etc.
Entonces, cuando siento que algo en el cuerpo está absolutamente podrido, no dejo de pensar que silenciosamente algo que no conozco se acerca, hasta que una doctora dice: ¨Usted morirá sanita¨. En ese momento lo que podría ser un alivio para cualquier ser humano es la certeza de que no hay nada especial y nada distinto en nuestra constitución personal, salvo el hecho de un encantamiento con la idea de la enfermedad. Al menos, nada del tipo escritor famoso o desconocido que deja interesante obra sin publicar.

Monday, August 02, 2010

Lima ya no es gris

Aludo a una reseña que encontré navegando, sobre la obra de Guillermo Macchiavello, actor peruano, y su puesta en escena de Los condenados de Woody Allen, guión adaptado de Mateo Chiarella. Durante todo el mes de agosto se representará la obra en el Centro Cultural Los Olivares de San Isidro. Así que lo único gris en Lima es su cielo y el asfalto, por supuesto, el que vemos lejos de los circuitos turísticos.
Con ese titular que parece una metáfora esperanzadora empiezo una brevísima reseña de lo que fue un viaje que se fue forjando al calor del grupo de lectura de La casa morada y al que, alegremente, se unieron otras personas que se acoplaron de una manera inexplicable al grupo para mostrar que la vida sigue dando ciertas sorpresas y afianzando otras certezas.
Mi motivación inicial fue volver a Lima y como pretexto visitar la Feria del Libro que este año tiene -porque aún no se cierra-como invitado especial a Ecuador. En este sentido la exploración iba por el hecho de cómo esta invitación oficial se hacía realidad en otro territorio que tiene una amplia tradición literaria, en producción y en la organización de este tipo de eventos. Pero siempre hay más de una motivación, por lo tanto, poco a poco se fue desdibujando el de la Feria para darle paso al placer, por ejemplo, y a la concreción de un proyecto.
Evidentemente la feria de Lima es un acontecimiento en el que los libros son los protagonistas, además este año hubo un homenaje a Alonso Cueto, y desfilaron personajes como Vattimo, Bayly y Páz Soldán. Los ecuatorianos también desfilaron, pero ojo, algunos escritores llegaron a la Feria no como invitados oficiales de Ecuador sino porque sus editoriales extranjeras aprovecharon para presentar sus obras en el evento. Así se comprende que muchos de ellos hayan podido hacer críticas al stand ecuatoriano, que extrañamente, incluía un espacio grande para el proyecto Yasuní ITT, y convirtiera a una poeta como María Fernanda Espinoza en portavoz del proyecto. Es decir, María Fernanda es parte del gobierno de la Revolución Ciudadana, pero quienes conocemos su trabajo literario creo que podemos afirmar que antes de cualquier otra cosa ella es ( ¿o fue?) poeta.
En la Casa de la Literatura Peruana, Leonardo Valencia, habló del Síndrome de Falcón. No era la primera vez, solo que hubo una variante. Carlos Calderón Fajardo, escritor peruano que lo acompañó durante la conversación sostuvo que El síndorme de Falcón es un ensayo que debió escribir un peruano. La discusión giró en torno a lo local y lo global de cierta literatura, las apuestas de las editoriales europeas, el estigma de ser escritor y latinoamericano, las políticas editoriales europeas y la celebración de ciertas editoriales nacionales (peruanas) que le han apostado a nuevas voces. Aquí quiero apuntar el hecho de que una carrera literaria se hace a través del tiempo y del trabajo, así tenemos escritores como Miguel Chávez, por ejemplo, cuya novela acaba de ser publicada en Altazor, y que pienso leer cuando esté en las librerías ecuatorianas. Pero ¿por qué señalo este detalle? Creo yo que vale la pena reflexionar sobre lo que implica convertirse en un escritor, en la búsqueda de la fama o la notoriedad que muchas veces perjudica la obra en lugar de mostrarla por lo que es: una pieza literaria.
De la conferencia de Valencia me quedo con una reflexión política. Su cuestionamiento al manejo de la cultura oficial en una Feria del Libro como la de Lima. Y en ese momento Leonardo no ahondó en detalles, solo hizo una mención importante que permite una mirada crítica. Por esto, y otros detalles, creo que la opción de muchos escritores que estuvieron en el encuentro fue la de distanciarse de la oficialidad. El único problema es que a ojos generales quienes participaron en la Feria y eran ecuatorianos, llegaron porque el gobierno los llevó y esto no es cierto.
María Gabriela Alemán, por ejemplo, estaba en Lima porque su libro Album de Familia, un cuentario publicado por la editorial peruana Estruendo Mudo, lo presentaría durante la Feria. Claro que Gabriela es ecuatoriana, pero fue su editorial quien organizó su viaje, organizó su agenda, sus participaciones y sus entrevistas en medios. Una muestra interesante de lo que es la labor editorial de un grupo dirigido por Alvaro Lasso que va creciendo y que ha apostado también a nuevas voces literarias.
En medio de la Fil se celebraba en Perú las fiestas patrias. Dos días enteros dedicados completamente a una sobrexposición de tanques, aviones y artefactos bélicos a lo largo de la Avenida Brasil. El discurso de Alan García, el discurso del cardenal. Algo profundamente curioso que yo ya no recuerdo que ocurra acá en Ecuador. Es decir, hay desfiles pero el despliegue es mínimo y la importancia que le damos también, como debería ser. Más aún sorprendente el espacio que tiene la Iglesia en una fiesta patria. Tal vez sea una cuestión generacional porque yo no pienso en Perú como el país con el que algunas veces hemos tenido problemas limítrofes sino que pienso en Perú como un país bastante parecido al Ecuador.
En los lugares de entretenimiento siempre se hizo alusión a la fiesta patria, se repartieron banderines que seguimos usando el resto de días que caminamos por Lima. Varias veces en la televisión se hizo alusión a la guerra del Cenepa y por eso, creo yo, que alguien del grupo dijo: "¿Será mejor que hoy no salgamos?".
Finalmente llegó el último día en Lima y ese día pude conversar con Ernesto Carrión sobre su gira-estuvo en Arequipa leyendo sus poemas- y con Gabriela Alemán. Como siempre se trataba de una pequeña conversación que se convierte en horas de horas que nos depositaron en Jazz Zone, en donde el latin jazz fue cautivante y nos arrepentimos de que esa fuera la última noche. Ahí recorrimos lo que fue el viaje; la rosa náutica, el mirabus, la bistecca, rústica de Barranco, las ruinas de pachacamac, también hablamos de la feria, de sus improvisaciones, de la calidad de los eventos, de los próximos cuatro meses en que Maldito Corazón estará en México, del proyecto con el que ganó la beca, de otro posible viaje y del frio, de un frio antártico que me hizo comprar unas medias térmicas que se convirtieron en el lait motiv de un viaje que salió mucho mejor de lo que esperaba, gracias a la buena compañía y al espíritu libre que hacía que cada uno decidiera hacer lo que le viniese en gana. Eso sí, a la hora de la comida y de los piscos el grupo se volvía eso: un grupo.
Ayer me he pasado viendo las fotos que Catalina Vela subió a una página web creada por ella solo para el viaje. Creo que no podía haberme ido esta vez de Lima sin haber conocido el Cordano, en el centro histórico, un cafetín fundado en 1920 y que está exactamente igual que el día en que abrió. Ahí, la comida, las estanterías y las fotos van contando la historia de los comensales que incluyen al presidente, que de vez en cuando cruza la calle para tomarse una Minuta o una Causa. Definitivamente un lugar mágico, esplendorosamente vivo que ha logrado cautivar a quienes entran para curiosear.