Sunday, December 05, 2010

El otro camino el miércoles en La casa morada


El otro camino (59 minutos) Gabriel Szollosy. Uruguay. Miércoles 20h00. La casa morada. Calle Primera 500 y Las Monjas. Entrada gratuita. Interesados enviar un mail a paulina.casamorada@gmail.com


Trabajo por encargo que resulta en el retrato del bandoneonista
Rodolfo Mederos, fundador del Octeto Guardia Nueva, biólogo,
carpintero, que alentado por Astor Piazzola se muda a Buenos Aires
para ser un músico a tiempo completo. En 2007 se estrena para la
televisión, ha sido programado en Film and Arts y llegó a Cuenca para
el Festival Internacional de Cine. Su director además está haciendo tomas de la ciudad de Cuenca para un nuevo trabajo sobre una familia Saraguro.


El antiguo centro de reclusión para señoritas en donde funciona la
Casa de la Provincia del Azuay está vació a las cinco de la tarde del
sábado; en la puerta, cámara en mano, está el fotógrafo Ricardo
Bohórquez de Guayaquil y un hombre que dice: “¡Qué bien que vengan a
ver mi peli..!”. Yo llego para otra cosa, pero me dejo llevar por su
entusiasmo. La sala en penumbras es parte del escenario de esta casa
de patio interior, a medio camino de la total destrucción y el rescate: hay arcos enormes, una fuente vacía, huecos en los techos, y es aquí donde se proyectó la película.


Era Gabriel Szollosy, el director de El otro camino, el que estaba en
la puerta, y con 5 personas empieza a rodar la cinta. Rodolfo Mederos
en el centro con su bandoneón brillante que expande y contrae a veces
con los ojos cerrados, otras, con la mirada fija en algo que no vemos,
como si estuviera en un lugar alejado, absolutamente solo y feliz. Su
cabello plateado en movimiento y el público hipnotizado por los
sonidos que produce el aire, que como dice él, es el alma de este
instrumento tanguero, son los elementos de una imagen que se reitera.

Está en el Torquato Tasso -uno de los espacios más tradicionales de la
movida joven del tango argentino- con su banda y tiene una
personalidad intensa. Al menos, así quiere que lo veamos Szollosy que
selecciona frases que podremos repetir una y otra vez después de ver
este trabajo.

Imágenes y sonido imbricados que se hacen uno solo a ratos, que
dialogan entre sí, que desnudan el camino de los que eligen lo que
quieren, de los que ven en el ensayo una innovación, una manera de
hacer una vida dedicada a una pasión que no tiene límites y que, en el
caso de Mederos, lo acerca más a una especie de sabio de la vida que
descubrió su camino a través de su relación con el bandoneón.


El otro camino narra una vida dedicada a la música, también el sentido
de las elecciones que se hacen y de aquellas en las que no elegimos.
Mederos dice que el bandoneón lo escogió a él, que los materiales
naturales conque está hecho le producen regocijo: madera, cuero,
metal, cola, nácar, todos ellos provenientes de la naturaleza.


El telón de fondo es Buenos Aires, una ciudad, un puerto, cuna del
tango, que para unos es una música triste… “Como no”, dice Mederos si
los que lo hicieron llegaron abandonando a sus familias, emigrantes
europeos la mayoría, y además, ¿hay algún lugar en dónde no resida la
tristeza?


Siempre hay otro camino; el camino propio, vemos las imágenes de las
vías del tren, a Mederos tocando, a Mederos ensayando, a la gente
bailando en las zonas for export de Buenos Aires, cosa que cuestiona
el bandoneonista. La música de fondo va contando también: La yumba de
Osvaldo Pugliese, Abran cancha del propio Mederos, la voz de Ariel Ardit.

Definitivamente hay un tango para cada cosa, como dice el protagonista, y en su caso, su elección es hacer lo que mejor sabe hacer, tocar bandoneón para mirar a su hijo a los ojos.

Gabriel Szollosy está eufórico, ya no somos cinco viendo su película; después de los aplausos, casi en la puerta, muy emocionado nos cuenta que es la primera vez que lo invitan a un festival, que adora su película, que en el fondo Mederos dice lo que él quiere decir, que
todo estaba guionizado desde antes, que adora su creación.



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