Wednesday, June 03, 2009

La vida como una caja de bombones




Que aludo a Forrest Gump, no hay duda. Que siempre he renegado del facilismo de que nunca sabemos qué bombon nos tocará también es cierto. Tal vez el elemento clave sea el azar, tal vez el azar es el chocolate.
Y así podría trasladar a los libros como Chocolate caliente para el alma, Volar sobre el pantano y La culpa es de la vaca, este mismo facilismo que en el fondo da una receta para ser feliz, para convivir mejor, para sentirse en paz.
Pero hay otros libros, los libros, que procuran recetas no estereotipadas de la realidad. Porque si se tratara de una sola realidad, seguro todas las sagas de los chocolates calientes y las vacas darían resultado y la insatisfacción de los seres humanos estaría controlada. Pero lo cierto es que mi experiencia muy personal sobre la vida me muestra que ninguna receta, por más sabio que sea su hacedor, se puede aplicar a la homogeneidad.
El principio es que no existe la igualdad desde el ámbito que se quiera mirar esta afirmación.
Libros que suscitan, libros que provocan, libros que acompañan. Libros y más libros. Libros que se dejan sobre la mesa de noche o libros a los que solo con ponerles la mano encima producen un sueño increíble. Entre ellos Diario de un mal año, de Coetzee. No lo mejor que ha escrito, pero una buena novela sin duda. Coetzee parece intentar imbricar el mundo privado y el mundo total. Una vez más una novela que tiene la perspectiva del mundo de una persona que ya no es joven, que ya no es madura, sin llegar a ser un anciano, pero en vías de serlo.
Libros para comentar con otras personas que tal vez tengan nuestros mismos intereses. Algunos de ellos nos devuelven a la realidad y otros nos hacen querer estar cada vez más alejada de ella.
Coetzee reflexiona sobre la igualdad. Seguimos repitiéndonos que la democracia es el único camino, así como si efectivamente la vida fuera una caja de chocolates. Los chocolates de la caja de Coetzee pueden llegar a ser muy amargos, así, como la vida misma.
Pero esa es una solo perspectiva, una mirada a la caja de chocolates. Y hay tantos libros y tantas historias ahí que esperan por la iniciativa de simplemente abrir un libro y leer.
Opiniones contundentes, como diría el personaje de Diario de un mal año.


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