Sunday, July 18, 2010

El paciente inglés


Siempre tuve una extraña atracción por esta película de Anthony Minghella. Hoy estoy segura de que se debe a los momentos y a las edades en las que se ve cierto tipo de material. Pero no es de la película que quiero comentar sino del libro, que me parece que está muy desvalorizado. Se escucha siempre eso de que mejor es la película, al menos en este caso, y creo que es una terrible apreciación, sobre todo, si se ha tenido la oportunidad de releer la novela de Ondaatje.

Primero, Michael Ondaatje (Sri Lanka) es un poeta. Esto creo que es crucial cuando intentamos adentrarnos en la narrativa de El paciente inglés. Segundo, la novela da la clave de lectura en la voz del paciente cuando le explica a Hanna que, en otras palabras, cada lectura tiene un ritmo y un tono específico. Hanna, durante su estadía en la villa Girolamo, intenta leer Kim de Rudyard Kipling. Este autor que nació en Bombay, también está considerado inglés y la obra a la que se alude es una novela de espionaje publicada en 1901. Al igual que Ondatjee,Kimpling, fue poeta. ¿Coincidencias? Lo dudo.
Hanna le lee Kim para el paciente. No es una casualidad que Kim sea un joven inglés y que nadie repare en que no es indio y que además se convierta en espía o al menos se junte con e llos. En un determinado momento consigue mapas de los rusos que muestran el trabajo de los rusos en parte del territorio dominado por los británicos y se los entrega a su maestro.
Algo similar ocurre en la versión del paciente. Lo acusan de espía y él revela que se hizo pasar por uno para salvar a la mujer que había dejado en la cueva de los nadadores.
Durante la novela, varios son los personajes que están atados por la lectura. Hanna le lee al paciente, el paciente lee a Herodoto y también lee su diario. En su diario también ha escrito Katharine.
"Léelo despacio, querida niña; a Kipling hay que leerlo despacio. Fíjate bien en dónde se encuentran las comas y descubrirás las pausas naturales. Era un autor que escribía con pluma y tintero. Como la mayoría de escritores que viven solos, levantaba con frecuencia, según tengo entendido, la vista de la página, miraba por la ventana y escuchaba los pájaros. Algunos no saben los nombres de los pájaros, pero el sí. Tus ojos son demasiado rápidos, norteamericanos. Piensa en el rítmo de su pluma. De lo contrario, parecerá un primer párrafo ampuloso y anticuado".
Tres. El paciente inglés es una novela que hay que masticar mucho, y luego, mucho después, digerir. Las alusiones culturales al mundo del desierto son extensas y precisas. No conozco otra novela que hable del mundo del desierto, de la gente que lo habita. Todo esto a través de su geografía. No es casual que los amigos de Almasy sean cartógrafos, exploradores de la Real Sociedad de Londres.
Cuatro. La guerra como telón de fondo de esta novela permite comprender cómo 4 desconocidos llegan a vivir en comunidad en una casa en ruinas, y luego , cuando sus indentidades se han cohesionado, aparentemente, se separen para ahora sí vivir sus vidas.
La vida no tiene un sentido aparente durante la guerra: hay relaciones momentáneas, esporádicas, instantes. ¿Pra qué avanzar?
Hanna se queda en la villa San Girolamo porque no tiene sentido volver atrás o irse a otro lugar. Aunque la guerra está terminando hay una sensación de vacío que no permite a los pesonajes desplazarse físicamente. El desplazamiento se da en el interior. Van mutando, transformándose. Posiblemente las palabras los transformen.
"Julio de 1936.
En la guerra hay traiciones que, comparadas con nuestras traiciones humanas en época de paz, resultan infantiles. El nuevo amor irrumpe en los hábitos del otro. Todo queda destruido y se ve desde una nueva perspectiva. Para ello se recurre a frases nerviosas o tiernas, aunque el corazón es un órgano de fuego.
Una historia de amor no versa sobre aquellos cuyos corazones se extravían, sino sobre quienes tropiezan con ese hosco personaje interior y comprenden que el cuerpo no puede engañar a nadie ni nada: ni la sabiduría del sueño ni el hábito de la cortesía. Es un consumirse de uno mismo y del pasado".

Sunday, July 04, 2010

¿Feria del libro?


No quiero ahondar en lo que es una realidad. Cada año que pasa, una iniciativa interesante y necesaria como la feria del libro de Guayaquil, se desvirtúa más. Si el año pasado la mezcla de eventos, música y ruidos era un horror, este año que no hayan libros no debe llamarnos la atención.


Ayer, de casualidad, visité la feria. Una feria de libros sin libros no es pobre, es una ofensa. Ni Librimundi, ni Mr Books, ni Studium ni Planeta están. Solamente Librería Vida Nueva tiene un stand grande. Norma ocupa uno de 3 por 5 metros, y lo que más me llama la atención son los espacios contratados y vacíos. La Asociación de Periodistas tiene uno, el Ministerio de Educación uno enorme. Entre los inciensos y las ofertas de teléfonos y planes de celulares, se yergue, eso sí, el Mantecado Taylor. Bien decía Carlein, el año pasado, que este era el highlight del evento, y sigue siéndolo. Por supuesto me comí uno, pero no Taylor, si vuelvo me comeré el mero mero Taylor.


El Sinab tiene un pabellón enorme en la Urna Norte en donde hay afiches de ilustradores ecuatorianos. Yo me pregunto por qué no se les ocurrió siquiera venderlos, o tener los libros en los que aparecen estas ilustraciones para comprarlos. Pero no, no puedo pedir más de una institución que lleva más de 20 años con la misma representante, y que no tiene un solo espacio verdaderamente acorde con lo que promete ser la institución. Por Dios, es el Sistema Nacional de Bibliotecas, ni más ni menos.


Lo mismo puedo decir del stand del Ministerio de Educación, que con tantas reformas y programas novedosos, lo mínimo que podría hacer es colocar la información, dar información, etc, y el de los periodistas pues ni les cuento. Yo que he ejercido la profesión no sé para qué funciona una asociación de periodistas...


Creo que el único stand que vale la pena es el de la Campaña Nacional de Lectura, Eugenio Espejo, porque tiene ediciones aceptables a solo 3 y 5 dólares. Ahí tienen el libro nuevo de Velasco, que vuelve más tatuado que nunca.


Es una lástima, es una pena que los organizadores de este evento piensen solo en vender los espacios a cualquiera. Hace falta replantear qué es lo que se quiere lograr con esta Feria que ya no puede llamarse feria del libro, que ya no puede ofrecerles a los escritores locales sus espacios para presentar libros. Seguro muchos de ellos piensan que presentan sus obras ahí porque algo es peor que nada. Esto no puede ser. En el momento en que cada uno de ellos diga No, hasta aquí llego, en ese momento los organizadores dirán: "¡Ostia!, ahora sí nos toca desfacer los entuertos!".


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El jueves 8 de julio volveré, solamente porque Hembra Dragón, presentará sus Balas Perdidas, solamente porque una persona que trabaja para promover sus obras con una continuidad, a veces insostenible, merece el apoyo de quienes la apreciamos como escritora, y creemos en una carrera literaria construida a lo largo de todos estos años. Pero al menos algunas de esas Balas Perdidas debería tener un destinatario seguro. Yo me deleito pensando que ese día Solange hará una de sus apariciones performáticas y sacará un revolver y dará en el blanco.

Friday, July 02, 2010

Lluvias esporádicas

Cada año pienso si es normal que llueva cuando no es invierno porque para mí siempre hay algo que está cambiando. Anoche chispeó en Guayaquil y se sintió como cuando te rocían con espuma de carnaval.
Iba al Museo Municipal para el conversatorio sobre las películas de Solá Franco, pero el acto se había cancelado así que avancé hasta el Presley Norton para ver la muestra de Javier Laso. Mi cherokee sens, como le digo con muchísimo cariño, tituló su expo Seccionados. Y así se veían las imágenes, algunas entre sombras, de personajes en varios espacios de la ciudad.
Creo que habría que ponerle atención a la obra de varios fotógrafos de Guayaquil que están haciendo propuestas interesantes, mucho más alejadas de los fotorreportajes tradicionales que se muestran en los periódicos. Lo que ha cambiado, además, es el soporte de la exhibición porque muchas personas, los han llegado a conocer, a través del trabajo que publican en Flikcr (sic) o Facebook o en sus blogs personales.
Además de las fotos hay que pisar este pequeño Museo que es una joyita. Supongo que lo valioso son las obras, pero arquitectónicamente esta casa es una obra de arte. Yo solía mirarla cuando era pequeña y le tenía una curiosidad...Anoche pude caminar por los corredores y sentir el ánimo especial de esta construcción que tiene al menos unos 50 años, si no son más.
Pero antes de llegar al Presley conversaba con una queridísima amiga sobre la vida cultural en Guayaquil y en Quito y me he quedado pensando en que últimamente escucho mucho eso de que aquí no hay tanto qué hacer y como yo viví en Quito seis meses y un poco más mi percepción era muy similar. Sin embargo aquí en Guayaquil todas las tardes hay más de dos eventos y yo no sé cuál escoger y como no sé, me los pierdo. Sencillamente la oferta cultural ha crecido, más todavía en este mes de julio que se inaugura.
Yo, me sentí contenta, de ir a ver las fotos de Javier, de conocer la casa y de reclutar amigos para la feria del libro de Lima. Así, ya casi embarcada en mi empresa, la tengo a la Cata Vela, y con ella seguro vienen otras personas.
Las lluvias esporádicas traen cosas nuevas, para algunos, por supuesto. Más todavía con los Mojitos de Ron San Miguel, y no es publicidad, créanme. Con dos yo estaba en otro planeta.