Saturday, June 13, 2009

Excéntricas


Zapping, casi la una de la mañana y HBO me regala Grey Gardens, una película estrenada a principios de este año para la televisión, basada en un famoso documental de 1975 con el mismo nombre.
Jessica Lange, Drew Barrymore, Jane Tripplehorn. Una combinación extraña, sobre todo con Barrymore de por medio y como protagonista de la historia de Edith Bouvier, tía de Jacqueline Bouvier, habitante extraña de una casa de verano en los Hamptons de Nueva York.
La película recrea cómo se hizo el documental filmado por Mysles sobre las dos mujeres, madre e hija, que conviertieron esa casa en un refugio extraño que las protegió del mundo durante años. La tensión permanente en la relación entre las dos se ve conciliada en la película, precisamente con el documental, finalmente terminado. La frustración creciente de la pequeña Edith y la de su madre se revive en el infierno cotidiano de las cuatro paredes que les recuerdan, a las dos, que cada una es responsable del estancamiento de la otra. La madre truncó su vocación artística por un matrimonio conveniente y la hija dejó que la madre dominara y controlara su vida y no tuvo valor para ser ella misma. El único sitio que le permitió serlo fue la enorme casa de madera que se fue deteriorando por el paso del tiempo y en donde sus vidas de artistas eran perpetuas. No trabajaban no limpiaban, no tenían relaciones con el mundo exterior. Lejos Nueva York como una posibilidad, esperando.
Excéntricas. Mujeres que llevaban grandes sombreros, y pañuelos multicolores atados a la cabeza. Dos hermosas mujeres encerradas en un mundo irreal en donde la belleza, el desorden y la miseria eran una sola cosa.
Excéntricidades, particularidades, derecho a vivir la vida que una elige. Una mirada cotidiana al mundo de dos mujeres complejas y solitarias.

Wednesday, June 10, 2009

La novela del mar


Moby Dick es la novela de la ballena. Juro que leí Moby Dick cuando tenía 12 años, y era un librito de no más de 100 páginas en una edición de bolsillo que circuló con Condorito.

Es lunes en La casa y alguien toca el timbre al medio día. Una señora llega con tres cartones de libros para donar; los libros eran de una tía que se ha muerto, y aquí están, sobre las mesas de los talleres. Al abrir el primer cartón empieza mi primer estornudo, pero disimulo bien mi alergia a los ácaros, así que sigo agradeciendo por el detalle de haber traído hasta este lugar los libros. En el garaje, 5 cajas más de quien fuera Rafael Guerrero Valenzuela, esperan por una inspección.

Las personas que aman los libros siempre piensan en el destino que tendrán. ¿Qué hacen los libros del radiodifusor en mi casa? Mi prima hermana se casó con su nieto, por ahí podría haber una explicación. Una vinculación que me hace pensar en el mejor sitio para que estos libros valiosos se queden definitivamente.

En los tres cartones de la señora encuentro La Ilíada en inglés. Esa es una curiosidad, pero también encuentro una edición de lujo de Moby Dick, pero esta tiene como 300 páginas y la separo para leer el libro que una vez me cautivó. Empiezo y no puedo creer que un libro brutal yo lo haya recibido como una inocente historia en la que la ballena es una protagonista.

Ishmael se llama el aventurero que nos contará en primera persona su aventura o la leyenda de este gran cachalote con sed de venganza. Las increíbles descripciones de la época y todas las referencias bíblicas me abren un mundo desconocido.

"Supongamos que me llamo Ishmael. Hace algunos años, sin precisar cuántos, encontrándome apenas sin dinero y no teniendo nada que hacer en tierra, sentí deseos de navegar nuevamente y de volver a ver el mundo del agua. Es mi manera de curarme del aburrimiento y de purgarme la sangre".

Si el narrador no sale de viaje se suicidaría, su deseo de aventura lo lanza hacia la vida. Estar estático en la tierra sería fatal.

Es una idea muy compleja para una persona joven que se acerca a esta novela. Definitivamente el libro de la ballena que yo leía era el cuento contado por Condorito.

Moby Dick es la novela del mar; es más es la novela del puerto. Una novela que empieza con una visión de Manhattan: " Mirad vuestra ciudad en la isla de Manhattan, rodeada de muelles como un arrecife de coral. El comercio la envuelve como si fuese espuma. A derecha a izquierda, todas las calles desembocan en el mar. El punto extremo de los barrios bajos es la Batería, cuya noble avanzada es bañada por las olas y refrescada por las brisas que, apenas unas horas, no sabían lo que es la tierra.

¡Mirad a toda esa multitud de gentes que sienten el deseo del mar! Pasead por lo alrededores de la ciudad en una somnolienta tarde dominical...¿Qué es lo que véis? Centinelas silenciosos, miles de hombres inmóviles, que sueñan con el mar. Algunos se acodan en las estacas o se sientan en los extremos de las escolleras, mientras que otros, por encima de los parapetosm contemplan los barcos que vienen de la China..."

Yo me reencuentro con este narrador que dice " me siento continuamente aquejado por la eterna comezón de las cosas lejanas".

Los libros siguen esperando un destino y no sé qué hacer con ellos. En qué sitio podrán descansar definitivamente. "Me gusta navegar en los mares prohibidos y recalar en las costas salvajes".

Lo que para unas personas es una aventura, para otras puede ser algo aburrido. Contar una historia sobre un barco y una búsqueda, eso es Moby Dick. Herman Melville sabía que la gran ballena era una excelente pretexto para contar la vida.

Definitivamente este Moby Dick no volverá a los cartones. He decidido rescatarla del olvido de la muerte para que habite mi biblioteca.

Wednesday, June 03, 2009

La vida como una caja de bombones




Que aludo a Forrest Gump, no hay duda. Que siempre he renegado del facilismo de que nunca sabemos qué bombon nos tocará también es cierto. Tal vez el elemento clave sea el azar, tal vez el azar es el chocolate.
Y así podría trasladar a los libros como Chocolate caliente para el alma, Volar sobre el pantano y La culpa es de la vaca, este mismo facilismo que en el fondo da una receta para ser feliz, para convivir mejor, para sentirse en paz.
Pero hay otros libros, los libros, que procuran recetas no estereotipadas de la realidad. Porque si se tratara de una sola realidad, seguro todas las sagas de los chocolates calientes y las vacas darían resultado y la insatisfacción de los seres humanos estaría controlada. Pero lo cierto es que mi experiencia muy personal sobre la vida me muestra que ninguna receta, por más sabio que sea su hacedor, se puede aplicar a la homogeneidad.
El principio es que no existe la igualdad desde el ámbito que se quiera mirar esta afirmación.
Libros que suscitan, libros que provocan, libros que acompañan. Libros y más libros. Libros que se dejan sobre la mesa de noche o libros a los que solo con ponerles la mano encima producen un sueño increíble. Entre ellos Diario de un mal año, de Coetzee. No lo mejor que ha escrito, pero una buena novela sin duda. Coetzee parece intentar imbricar el mundo privado y el mundo total. Una vez más una novela que tiene la perspectiva del mundo de una persona que ya no es joven, que ya no es madura, sin llegar a ser un anciano, pero en vías de serlo.
Libros para comentar con otras personas que tal vez tengan nuestros mismos intereses. Algunos de ellos nos devuelven a la realidad y otros nos hacen querer estar cada vez más alejada de ella.
Coetzee reflexiona sobre la igualdad. Seguimos repitiéndonos que la democracia es el único camino, así como si efectivamente la vida fuera una caja de chocolates. Los chocolates de la caja de Coetzee pueden llegar a ser muy amargos, así, como la vida misma.
Pero esa es una solo perspectiva, una mirada a la caja de chocolates. Y hay tantos libros y tantas historias ahí que esperan por la iniciativa de simplemente abrir un libro y leer.
Opiniones contundentes, como diría el personaje de Diario de un mal año.